Quiteñismos

Como en todo rincón del planeta, llegar a un lugar y escuchar como hablan sus habitantes puede ser una experiencia extraordinariamente divertida y un tanto confusa. Palabras que no se han oído antes o cuyo significado es abismalmente distinto del que conocemos, son solo el principio de la travesía.

Aquí te proponemos palabras y expresiones que te harán navegar mejor las calles del Distrito Metropolitano de Quito o simplemente reírte de ciertas costumbres, ampliando así tu propio léxico.

Tienes que saber que mucho del español que usamos en Quito se nutre del ir y venir de las personas, de expresiones de otras provincias del país que se concentran y usan en la capital. Algunas de estas provienen del kichwa, por ejemplo hay 4 palabras muy útiles que nos sirven para expresar frío, calor, asco y dolor.

Achachay, usamos para designar la sensación de frío. Dirías “¡Achachay!, me voy a poner un saco”. Y su opuesto es arraray: que usamos cuando hace calor o incluso si por mala suerte al tomar el té nos chamuscamos, ahí decimos “¡Arraray!, me quemé la lengua”. Si algo nos parece muy desagradable a los sentidos decimos “Atatay ve, lavaráste las manos”. Si por desgracia nos golpeamos o vemos que alguien se lastima y compartimos su dolor decimos “¡Ayayay!, pobrecito ¿si viste cómo se golpeó?”.

Imagínate el siguiente diálogo:

Persona A: ¿Qué fuef, ya vienes? (¿Por qué tardas, ya vienes?)

Persona B: Sí, ya estoy yendo, aguántate un chancef.  (Ya voy, dame un momento)

En Quito también usamos diminutivos como si estuvieran en oferta. Es una forma de ser más amables o al menos eso nos parece. Por ejemplo, no es raro escuchar en una reunión de trabajo a alguien responder algo así como: “No seas malito, espérame un ratito, ya en cinco te mando el mensajito”.

Así como hay diminutivos, también usamos superlativos, como buenazo, carazo, baratazo…

También tenemos la tendencia a acabar las frases con la palabra “pero”. Este “pero” en realidad no quiere decir que vaya a haber un giro en la frase o que haya que esperar una nueva idea, sino que es una forma de dejar abierta la idea para que la otra persona dé su consentimiento. 

Persona A: ¿Estás a pata? ¿Quieres que te lleve?

Persona B: Verás que vivo lejos, ¿estás seguro, pero?

Y algo que nos pasa en repetidas ocasiones es usar la misma palabra seguida inmediatamente de sí misma, no porque no nos hayan escuchado, pero si para poner énfasis. Por ejemplo, si quieres asentir con alguien de que algo está de verdad muy lindo responderías, “mismo-mismo”. Y así mismo-mismo con todo mismo. 

Lo curioso es cuando de pronto escuchas palabras muy largas, pero que en realidad están compuestas por varias más. No nos referimos a palabras como pasamanos o lavacara, no. 

Persona A: Ya no vengas a las 8, mejor cae a las 3.

Persona B: ¿Comuasif?

Persona A: Nuaydiotra, así toca.

Persona B: Mal dato, ya nada, tons a las tresf.

El inglés también está muy presente. Por ejemplo, cuando hay muchas palabras decimos “full palabras” o si estamos muy bien decimos “estoy full bien”. Para referirnos al guardia de seguridad lo llamamos “guachiman”, y para limpiar las gotas de pintura que han caído en el piso cuando pintamos la pared, pedimos un guaipe.

Te preguntarás cómo hemos recopilado estas palabras y expresiones, y para eso te contamos que hemos usado varias fuentes. En primer lugar, conforme íbamos buscando personas para entrevistar y contar sus historias en el Narra Quito, fuimos anotando expresiones que hallarás aquí. También leímos y revisamos el libro de Quiteñismos que escribió Edgar Allan García y fue editado por IPANC. Y por último, nos fijamos en varias páginas web que recopilan expresiones que están constantemente en uso.

¿Qué pasa con todas las palabras que quizás has escuchado y aún no están en este listado? Verás, como para toduay solución, hemos creado el botón “subir mi quiteñismo” para que así compartas esas expresiones que aún faltan.


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