“Te doy la izquierda, dame una montadita, quién apuesta más, vamos 40 a 20, te traje un pollito para pelarle”, estas simpáticas frases solo las comprenderán los expertos jugadores y espectadores del Ecuavóley, o vóley criollo, que se juega desde hace más de 20 años en el barrio de Las Casas, mucho antes que existiera el parque, las primeras canchas eran de tierra.
Vecinos de La Comuna y de Las Casas se reúnen a diario y por largas horas a jugar este deporte, que es una variante del vóley y que ha ido modificando sus reglas con el paso del tiempo.
Acá no existen equipos fijos, el equipo se arma minutos antes del juego, y puede llevar buen tiempo hasta ponerse de acuerdo y juntar estratégicamente a un buen ponedor, servidor y volador. El juego es de tres contra tres, en esta cancha ya todos se conocen, quienes son buenos y quienes menos buenos.
En Quito este juego goza de igual o mayor popularidad que el fútbol, sobre este se realizan apuestas dentro y fuera de la cancha, el valor dependerá del bolsillo de cada uno. Se suelen apostar desde los cinco hasta los treinta dólares. Don K, el de tres dedos, el magui, el pachacuti, el pájaro, son algunos de los apodos con los que se entienden a la hora que inicia el juego.
Manuel Calderón, dirigente del Ecuavóley del barrio, nos cuenta que la práctica de este deporte se ha ido incrementando cada vez más por salud, pero sobre todo por la gran cantidad de amigos que uno puede hacer, con alegría dice que están bien organizados y que están representados por una directiva, que se preocupa por conservar en buen estado el parque y sus instalaciones, pero además realizan obra social dentro del sector, con un fondo común al que todos aportan para el agasajo de navidad, otro motivo que los mantiene unidos y los impulsa a seguir adelante.