Camino a casa en el trolebús, cierto día por la tarde escuché la interesante conversación que mantenían dos jóvenes sentados delante de mi asiento. Con gran asombro el uno le contaba al otro que en el canal de televisión Teleamazonas, varios de sus empleados habían tenido un encuentro paranormal con su dueño, don Antonio Granda Centeno, que había fallecido hace varios años ya.
Antonio Granda Centeno era un caballero blanco, bajito, calvo, con el ceño arrugado; detrás de sus lentes gruesos se divisaban unos ojos vivaces y siempre alertas. Acostumbraba a recorrer las instalaciones de su canal y conversar con sus empleados sobre el trabajo realizado; era un personaje muy respetado y querido, decían.
Cierta noche uno de los guardias del canal, recién contratado, durante su turno registró la salida de un hombre bajito, con sobrero y abrigo negros, de mirada penetrante, que se despidió cordialmente.
En cuanto amaneció y se realizó el cambio de turno, este guardia le contó a su compañero que le pareció extraño ver salir a un viejito que nunca vio entrar, al escuchar esto su compañero le dice que lo describa. Sorprendido lleva a su compañero hasta el tercer piso, donde permanecía colgado de don Antonio, y este le pregunta, ¿acaso es él a quién viste? Sí, le dice emocionado, es el señor que vi anoche salir y que se despidió viéndome con la misma mirada que tiene en el cuadro, de inmediato su compañero sorprendido le grita, él está muerto. Ambos guardias pálidos del susto salieron corriendo aterrorizados.
Enseguida el extraño acontecimiento se difundió dentro del canal, más de uno aseguraba que vivió similar situación, don Antonio recorría las editoras, alguna vez se sentó a conversar con un editor que no lo conocía, le pasó lo mismo que al guardia.
Tal vez su alma penaba por el canal, como adivinando que sus herederos pronto lo perderían.
Ubicación
Teleamazonas Quito, Avenida Juan José de Villalengua, Quito, Ecuador