Los flauteros de Cotocollao

Fransico Chiliguinga, conjuntamente con el Kinde Taller Cultural, ha rescatado el arte ancestral de los flauteros de tunda o de carrizo. Esto nace ante una necesidad de definirse como parte del pueblo milenario Quitu – Kara y Cotocollao, habitantes ancestrales de la zona norte de la ciudad. Cuenta Diego que los flauteros eran músicos huasipungueros que llegaban desde varias haciendas del sector hasta la Plaza Central de Cotocollao a tomarse el espacio para las fiestas, con el fin de celebrar las fiestas de San Pedro y San Pablo en junio. En este espacio confluían grupos de flauteros y danzantes de todo el sector, en un “contrapunto” en el que demostraban sus habilidades, luego de la fiesta se nombraba a los mejores flauteros y danzantes. El grupo era liderado por un personaje que se le conocía como “el capitán de gallo”. Los flauteros tocaban en parejas, con sus respectivos tipos de flautas o tundas: macho y hembra y a son de las flautas bailaban los danzantes, conocidos como roselas. Según explica Francisco, la flauta macho es más grave y muy fuerte, da la voz y emite el canto. La flauta hembra, que acompaña, es más pequeña y su sonido es dulce y suave. Las melodías no son lastimeras (yaraví) ni alegres (san juanito) es más bien cadenciosa, como el movimiento ondulante de los pajonales. Todo este conocimiento, así como la recuperación de los tonos ancestrales de las tundas, son el trabajo de investigación realizado por Francisco con el Kinde Taller Cultural hace ya 20 años. Recopilaron la información oral y bibliográficamente para retomar esta costumbre y la resignificaron, deslindándola de la religiosidad católica, y la rebautizaron la Fiesta de la Quema de la Chamiza. Esta es una celebración de agradecimiento a la tierra, a las cosechas, a la siembra; es también una ceremonia de limpieza que permite sacar todo lo negativo, lo que afecta y quemarlo en el fuego con la música y la danza. Los flauteros tienen un rol esencial en esta fiesta; con sus melodías se toman la plaza con distintos tonos, mientras el capitán gallo, los roselas y los capariches danzan. Francisco ha realizado un labor de recuperación desde lo comunitario, fundó la Escuela Popular de Música Flauteros de Cotocollao donde se enseña a tocar la tunda a niños, jóvenes y adultos.

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