Conocida como la Azucena de Quito, Santa Marianita de Jesús de Paredes Flores, dedico toda su vida, desde niña, a la oración y a la caridad. No pudo ingresar a ningún convento por lo que decidió servir a Dios de manera laica, vivió el resto de sus días dentro de una habitación en un terreno que había heredado de su hermana Jerónima, y que hoy corresponde al coro del Monasterio del Carmen Alto.
Cuando apenas tenía siete años quedó huérfana, quedando bajo la protección de su hermana mayor Jerónima y de su esposo el capitán Cosme de Miranda. La pareja la crío como a una hija y comprendió la vida penitente que eligió llevar.
En el rezo del rosario y las acciones de caridad siempre le acompañaban sus sobrinas, que eran de su misma edad.
Santa Marianita muere en 1645, y lo curioso de esta historia es que algunos años después su herencia fue repartida a sus familiares, entre estos constan Virginia y Juanita Paredes Paredes, hijas de Virginia Paredes Barrero y de don Manuel Paredes, ambos primos y que se presume serían nietos de Jerónima.
Recibieron la cantidad de quinientos sucres que en aquella época era una cifra considerable, dinero que supieron aprovechar de la mejor manera e incluso en nombre de la Santa buena parte se destinó a obras de caridad. Cuentan también sus familiares que se les entregó un pequeño baúl de madera, en el que encontraron una serie de tejidos de la Santa.
Ubicación
Iglesia de El Carmen Alto, Sebastián de Benalcázar, Quito, Ecuador