Malú, día a día, recibe en su peluquería en el corazón de Chillogallo a muchos vecinos del barrio, que sin pedirlo deciden abrir su corazón y hacerla parte de sus historias.
Historias que le han hecho acercarse mucho más a la comunidad “hasta me han hecho madrina de sus guaguas”, dice sonriendo. Asegura tener más de un ahijado por la zona. Pero cuales son estos relatos, estamos listos para conocerlos. Nos cuenta que no hace mucho llegó un joven asustado y que ella preocupada lo invitó a su peluquería “de pasito se hizo un corte, ese es el enganche”, el joven le dijo: “me casé mi veci y ahora qué hago”, lo tranquilizó con sus tés mágicos, como los llama, que no son más que infusiones de varias hierbas como pasiflora y toronjil, compradas en el mercado central, y le dijo; “ahora si vaya y cuéntele a su mamita”. A Malú le da orgullo saber que fue ella la primera en saber semejante acontecimiento. Otra es la historia de las concuñadas “estás señoras unas lindas, pero ¡ay Diosito! Sí que se cargaban un riña grande por el amor de la suegra” su dinámica por conquistarla era lo interesante, “desde un buen yahuarlocro la mayorcita, y bueno la otrita que era media carishina quería conquistarla con agüita de calzón decía ella” termina con una gran carcajada tan contagiosa que hace reir a todo el grupo con quien comparte la historia.
Dice haber recibido a algunos famosos como Jaime Enrique Aymara, que en pandemia buscaban un peluquero “yo tuve que acoplar mi casita y en un espacio por ahí le llevé a mi peluquería y yo les ofrecía servicio todo el día” entonces la buscaban hasta del otro extremo de la carita de Dios.
Malú asegura haber escuchado un centenar de secretos, compartir con sus clientes, apoyarlos en grandes desiciones, llorar, reprender pero lo más importarte haberse convertido en su gran confidente y guardar de forma sigilosa lo que le contaban y llevarlo a la tumba.
“Mis cortes son baratos, es para atraer a más personas a mi negocio, sus historias me entretienen” asegura que maneja un precio módico, pero para ella lo más importante es poder recibirlos y lo hace con mucho amor, ella se ha convertido en la consejera del barrio y la ha hecho merecedora del afecto de todos los que la rodean. Hoy Malú sigue atendiendo en su casa, así que si lo que buscas es un cambio de look, ve a la calle Carlos Rodríguez y San Bruno y te aseguramos que además de verte bien, seguramente la veci te dará sanos y sabios consejos que te ayudarán a sentir mucho mejor.
Relato contado por Malú Alcocer, desde Chillogallo, al sur occidente de Quito.