Soy Jorge Erazo, muchas cosas que a nosotros nos vienen a la mente es el haber compartido la carrera de carros elaborados con las hojas de los pencos. Nos amarrábamos las hojas de los pencos y los palos de los pencos y con eso corríamos nosotros. Esa era la carrera que nosotros hacíamos y nadie ganaba, todos vivíamos y todos disfrutamos. Si uno de esos carros se desarmaba, para nosotros era una risa. Ahora ya no se ve eso, porque están las calles y los carros que pasan, no hay cómo hacerlo.