La primera que vez que sintió su presencia se atemorizó, pero con el pasar del tiempo comprendió que lo que estaba experimentando era un privilegio. Sonia, pintora de profesión, convive desde hace quince años, con los fantasmas de los esposos Sierra, Inés Etelvina Naranjo Suárez y el mayor Luis Sierra Paredes, esposos y dueños originales de la casa que habita en el barrio de San Marcos, ubicada en la calle Junín, Centro Histórico de Quito.
Una noche, recostada en su cama, sin poder dormir, vió el pecho de una mujer desintegrándose con un vestido como de crochet; inquieta se levantó e incorporó, logrando verla muy de cerca, la mujer demoró en irse, se trasladaba despacito, mientras su vestido se desintegraba. A raíz de esto, Sonia pintó un cuadro al que llamó “Los enlaces en crochet de tu vestido se desgarran”.
De inmediato hubo química entre ambas e inició una convivencia con la mujer, Inés, con su memoria, con la casa. Una serie de pinturas relatan los mágicos encuentros.
Siente sus pasos recorriendo la casa, los del mayor Sierra; nos dice son más fuertes, mientras Inesita le susurra al oído delicadamente.
La pareja no tuvo hijos, así que Sonia decidió pintar un cuadro de Inesita junto a un hijo que nunca llegó, entendiendo así la presión, dolor y llanto que debió sentir en aquella época al no poder ser madre, “le di calor a su memoria”.
En honor a su presencia, y a lo afortunada que se siente de convivir con ambas energías, Sonia colocó en la fachada de la casa, una placa con dos fotografías de Inesita como la llama cariñosamente, que dice: “Aquí habitó Inés Etelvina Naranjo Suárez, nacida en Quito el 12 de Agosto de 1918. Los muros y maderas de esta casa continúan impregnados de sus sueños y vivencias”.