Gracias a una energía difícil de explicar, nos conectamos con la historia de Samantha Ullauri y Andrés Corella, dos artistas plásticos que, unidos por el amor, la pasión por transmitir sus conocimientos y la persistencia, sobrevivieron a los años difíciles de la pandemia y el confinamiento obligado.
Ella, artista visual, diseñadora gráfica y de producto, y él artista y gestor, crearon juntos el Taller Pinta Selva, en el barrio de San Marcos. Un lugar que a su entrada maravilla por los diseños florales y de animales pintados en las paredes, por los muebles de madera, todo elaborado a mano, por el sinnúmero de herramientas en perfecto orden y sin duda por las pinturas, grabados, piezas de cerámica y esculturas que ambos elaboran.
Pinta Selva, se enfoca en desarrollar técnicas de cerámica y de grabado, lo que es gráfica análoga, imparten talleres de grabado en punta, pero lo que más les atrae es manejar técnicas antiguas, más manuales, siendo su fundamento principal compartir servir al arte y la cultura.
Al taller asisten personas con formación artística que quieren profundizar sus conocimientos pero también son bienvenidas todas aquellas que tienen alguna inclinación al arte, Samanta y Andrés están listo para reforzar cualquier duda.
Su historia enamora porque de inmediato se ligaron a la magia que envuelve a San Marcos, porque con su juventud inyectan dinamismo y energía.
El barrio siempre les llamó su atención, por su historia cultural, por el turismo, porque en él se encuentra el Museo de Arquitectura, pero sobre todo por ser un lugar acogedor y donde aún existe la amistad entre vecinos, que muchos de ellos son artistas. Compartir con gente así es un aprendizaje diario para la pareja.